La falta de empleo y la ansiedad
Según el profesor de Psicopatología de la Universidad de Murcia, José Buendía en su libro El efecto psicológico del desempleo, uno de los primeros problemas a los que se enfrentan las personas en situación de desempleo es el “síndrome de invisibilidad”.
Las personas con este síndrome sienten que no se les ve, que pasan inadvertidos para los demás. Ante la falta de trabajo, el parado siente que esta fuera de la sociedad, que no es productivo para la misma y ve, además, como sus hábitos de consumo se ven afectados por la disminución de ingresos que esta situación lleva aparejada.
De esta forma, la falta de trabajo no solo se manifiesta en la ansiedad por la situación económica particular sino que tiene un gran número de efectos negativos sobre el desempleado.
Efectos sobre la autoestima
Conseguir un empleo supone cumplir con muchas de las expectativas marcadas por la sociedad, por la familia y por uno mismo. De la misma forma, la pérdida del empleo produce en el individuo una sensación de derrota que, acompañada de elevadas dosis de tensión y angustia, puede llevar a la persona a una situación de depresión.
Ante una prolongación en el tiempo de la situación, el individuo se va alejando del estatus profesional que poseía cuando estaba activo y pasa a adquirir la condición de parado. Será a partir de este momento cuando pueden salir a relucir sentimientos de desesperanza, culpabilidad e incluso hostilidad.
Por otro lado, los sucesivos fracasos en la búsqueda de un nuevo empleo pueden afectar de forma muy negativa al demandante de empleo y perjudicar seriamente su autoestima.
La crisis actual, algo más que una crisis económica
Teniendo en cuenta la magnitud de los datos sobre desempleo que se manejan cada día en los medios de comunicación y la perjudicial influencia de esta situación sobre las personas que la padecen, queda claro que la crisis actual no afecta exclusivamente al ámbito económico.
Uno de los problemas a los que se enfrentan las personas en situación de desempleo es la falta de una actividad cotidiana y de unos horarios preestablecidos en los que enmarcar el día a día. Ante la falta de empleo el individuo ha de pensar en qué ocupar su tiempo a lo largo de cada jornada, bajo la premisa de la búsqueda de empleo como motivación principal.
Al mismo tiempo, las relaciones sociales se encaminan principalmente al contacto con personas en la misma situación, dando lugar a conversaciones y actividades que giran en torno a la falta de empleo o a situaciones negativas relacionadas con la misma.
Por otro lado, el desempleado puede encontrarse desmotivado para la consecución de metas y objetivos que no se refieran exclusivamente a la obtención de un nuevo puesto de trabajo, con el consiguiente efecto negativo si este no llega.
Todos los efectos descritos en este artículo y algunos más que no han sido mencionados, afectando a un segmento tan amplio de la población, hablan claramente del riesgo existente para el estado del bienestar alcanzado por la sociedad española durante las últimas décadas.
Combatir una situación negativa
Confiando en las soluciones aportadas por los auténticos expertos en la materia, parece claro que el mantenimiento de una actitud activa en la búsqueda de nuevos retos y motivaciones, así como la confianza en las capacidades de cada uno es el mejor camino para superar con éxito esta etapa de transición hacia un nuevo empleo.
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