domingo, 3 de marzo de 2013

Fobia a los exámenes



“No sé nada. Estudié pero ahora no me acuerdo de nada, se me confunde todo… tengo una laguna”. Ésta es una de las frases más repetidas por los estudiantes de instituto o estudios superiores, la cual suele estar acompañada de cólicos, nudos en la garganta, vómitos y hasta diarrea.

De este modo, el pánico o la fobia a hacer un examen es mucho más seria de lo que realmente se cree, ya que el cuerpo y la mente de los estudiantes padecen varios efectos negativos. Además, muchos estudiantes no pueden concebir el sueño y se pasan las noches previas a la prueba con insomnio.

Este contexto que se teje alrededor de los exámenes da lugar al trastorno de ansiedad social de desempeño que perjudica a los estudiantes de ambos sexos y de todas las edades, con mayor énfasis a las personas entre 16 y 32 años. Tanto el examen oral como el escrito suele generar este estado en los estudiantes, pero el oral suele ser el más traumático. ¿Existe un tipo de personalidad más propensa a padecer fobias a los exámenes? Y, frente a esto, ¿qué se puede hacer? ¿Cómo superar la fobia a los exámenes?



Los especialistas sostienen que existe un tipo de personalidad que tiene una cierta tendencia, o predisposición, a este tipo de fobia. Esta personalidad, es la de “personas perfeccionistas, con altos niveles de autoexigencia, casi sin habilidades sociales para mostrarle al otro, en este caso el profesor, que ellos saben o conocen. Y es habitual que siempre se anticipen negativamente al resultado.”

Cómo superar la fobia a los exámenes

Los consejos de los especialistas son los siguientes:

Llegar descansado. Dormir un mínimo de ocho horas y ocupar la noche anterior en actividades para despejar la mente.

Relajarse. Aquí es conveniente que todo el año se practiquen formas de relajación como puede ser técnicas de respiración.

Evitar las actitudes negativas. No decir ni pensar que a uno le va a ir mal. Estas son premisas que sobreestiman la posibilidad de que salga mal.

No dejar todo para último momento. Preparar el examen como un proceso. Esto significa que todos los días se debe estudiar un poco para el examen. Es muy recomendado leer todos los días los apuntes que se toman para mantener y tener frescos los contenidos.

Cuando se está dando el examen hay que darse tiempo para pensar. Si es un oral, hay que detenerse en la pregunta antes de comenzar a contestar para organizar el discurso. Si es escrito, hay que leer con detenimiento las preguntas y empezar por las que ofrecen menores inconvenientes.

Hacer un pequeño repaso a último momento, pero evitar, en el momento previo al examen, las consultas con otros estudiantes, ya que confunden y hacen perder la confianza.

La fobia a los exámenes es realmente una situación angustiante que se prolonga desde antes del examen hasta la nota o incluso más tiempo. 
Primero aparecen las palpitaciones, la diarrea y el insomnio, luego, en el momento mismo del examen, se suelen generar las lagunas mentales, el sudor y el tartamudeo. Sobre todo si está cara a cara con el docente porque está pendiente de los gestos del profesor y preocupado porque no se dé cuenta de que está nervioso.

En caso de que las fobias sigan presentes, lo mejor sería acudir a un especialista para que éste pueda tratar la fobia.






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