jueves, 5 de diciembre de 2013

Ansiedad generalizada


“Siempre estoy preocupado por todo. Todo me pone nervioso. Desde decidir qué hacer para cenar hasta comprar un regalo para mi pareja. Siempre siento que estoy en estado de alerta, que no puedo relajarme. Incluso me cuesta dormir.”.

Este es el típico relato de una persona con un Trastorno de la Ansiedad Generalizada (TAG). El síntoma principal de este trastorno es la preocupación y la ansiedad constantes, siendo imposible para la persona llegar a un estado de relajación o tranquilidad, durante la mayor parte del tiempo.


Suelen ser personas a las que les cuesta dormir y concentrarse. Tomar decisiones puede ser también una tarea titánica, puesto que la propia ansiedad les crea una sensación de indecisión e inseguridad que no les permite decidir entre cosas que el resto de la gente podría considerar banales.

Otros síntomas del trastorno pueden ser el cansancio general, ya que su cuerpo está continuamente en estado de tensión, la irritabilidad y los problemas para conciliar o mantener el sueño.

Algunos pacientes diagnosticados con TAG tienen también asociados algunos problemas físicos derivados del propio trastorno, como pueden ser tensión muscular, dolor de cabeza o problemas digestivos.

El TAG es un trastorno bastante frecuente en la población occidental: en 2005 se estimaba que entre un 3% y un 5% de la población lo padecía.

Cualquier persona es susceptible de sufrir este trastorno, incluyendo a los niños, ya que suele empezar desde una edad muy temprana: a menudo los pacientes relatan que son así de ansiosos desde que tienen memoria. Es un trastorno más frecuente en mujeres que en hombres, algunos estudios indican que la relación es de 2 a 1, es decir, afecta al doble de mujeres que hombres.

Cómo diagnosticarla
El TAG es un trastorno que debe ser diagnosticado por un profesional especializado: debería hacerlo un psicólogo o un psiquiatra.

Se diagnostica este trastorno cuando una persona relata preocupación excesiva acerca de varias situaciones de su vida diaria durante, al menos, 6 meses.

A pesar de que la persona se esfuerza en no preocuparse, no puede dejar de hacerlo. La mayoría son conscientes de que esas preocupaciones son en general poco importantes y que su reacción de preocupación es exagerada respecto a la importancia de esa situación. Pero a pesar de la conciencia, no pueden evitar sentirse estresados ante casi cualquier situación.

Tratamientos
Los tratamientos para el TAG suelen ser combinados: farmacológicos y psicoterapéuticos.

Lo ideal, desde mi punto de vista, sería empezar con un tratamiento psicoterapéutico, ya que es mucho menos invasivo a nivel físico y en muchas ocasiones puede ser suficiente para dotar al paciente de las herramientas necesarias para mejorar su experiencia vital. La terapia psicológica ayudará al paciente a aceptar la ansiedad y a aprender a trabajar con ella para irla reduciendo y reconduciendo hasta llegar a un punto de funcionamiento óptimo.

Los medicamentos pueden jugar un papel importante en los casos en los que la terapia psicológica no esté avanzando o en aquellos casos muy graves, ya que ayudarán a reducir la tensión física que produce la ansiedad, relajando el cuerpo y ayudando a que la mente se relaje con él.

Con un buen tratamiento, la persona con TAG puede llevar una vida completamente normal y funcional, mucho más relajada y tranquila.

Terapias psicológicas
Las terapias psicológicas de elección para tratar el TAG suelen ser las terapias cognitivo-conductuales, ya que favorecen la comprensión y el control de los comportamientos del paciente.

La terapia estará orientada a que el paciente reconozca las cadenas de pensamientos que le provocan la sensación de ansiedad y aprenda a reemplazar algunos de estos pensamientos por otros que le ayuden a controlar mejor esa sensación. Es decir, se favorece que el paciente cambie el patrón de pensamiento a través de la parte cognitiva de la terapia y que cambie la manera de reaccionar ante diferentes situaciones en la parte conductual de la misma.

Para ello será también importante que el paciente aprenda diferentes técnicas de relajación que pueda ir aplicando en su día a día cuando detecte que la ansiedad está presente.

Como todas las terapias psicológicas, se necesitarán varias sesiones y mucho trabajo por parte del paciente para que se empiecen a notar los cambios, pero si hay voluntad por su parte, estos cambios pueden instaurarse de una forma permanente en él y de esta manera ir superando el TAG poco a poco.

Medicación
Es importante tener en cuenta que la medicación, por si sola, no cura los trastornos de ansiedad. Su tarea consiste en ayudar a mantenerlos bajo control mientras se lleva a cabo una intervención psicoterapéutica con el paciente.


Cambios de estilo de vida
Además de las terapias que ya hemos comentado, será importante que el paciente sea consciente de que algunos elementos de su estilo de vida pueden estar afectando a su TAG y, por lo tanto, modificarlos puede ayudarlo a que el tratamiento sea más efectivo y, en cierta manera, a evitar las recaídas.

Por supuesto, el paciente debería evitar cualquier tipo de sustancia estimulante: café, té y en general cualquier tipo de drogas (ya sean lícitas o ilícitas).

Además, el estilo de vida del paciente, debería ser saludable: comer bien y sano, descansar adecuadamente y las horas necesarias, practicar ejercicio, etc.

Las técnicas de relajación pueden ser muy recomendables en pacientes que ya hayan conseguido reducir un poco sus niveles de ansiedad, será importante empezar por practicarlas unos pocos minutos al día e ir aumentando la duración hasta conseguir un estado de relajación óptimo.

Últimas recomendaciones
Si crees que tú o alguien cercano puede estar sufriendo un TAG, es importante que lo consultéis con un profesional.







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