viernes, 3 de enero de 2014

Adicción a los videojuegos

La adicción a los videojuegos es una nueva patología que afecta mayoritariamente a los adolescentes, causando desórdenes psicológicos de dependencia. Provoca problemas de comportamiento y puede afectar a las relaciones familiares y amistades. Sin embargo es posible superar la adicción a los videojuegos siguiendo algunos consejos.


Detectar una adicción a los videojuegos

La primera fase por la que pasa un adolescente adicto a los videojuegos está caracterizada por la gran tolerancia a la necesidad de jugar. El sujeto se acostumbra a pasar cada vez más tiempo jugando y cada vez se instensifica la necesidad de dedicar más tiempo al juego, haciendo que la cantidad de horas jugadas del día anterior no sean suficientes.

El adolescente convierte los momentos de ocio con los videojuegos a momentos de necesidad. Esta adicción crea un vínculo entre el afectado y el juego cada vez más fuerte: es la dependencia. Esto le hace alejarse cada vez más de sus antiguos amigos y de sus familiares, centrando su existencia y refugiándose en los videojuegos hasta aislarse completamente de los demás.


Cuando el adolescente con adicción a los videojuegos no puede jugar se siente nervioso, irritado, incluso violento. Este tipo de comportamientos es común a todo tipo de adicciones. Es el famoso síndrome de abstinencia. Este grado de adicción impide al afectado seguir una vida normal, y suele conllevar aislamiento social, fracaso escolar y problemas para relacionarse socialmente.


Superar la adicción a los videojuegos

Para superar la adicción a los videojuegos, una vez que el adolescente es consciente del problema, es necesario cambiar toda su rutina diaria. Lo primero de todo es organizar su horario de modo que en cada momento tenga algo que hacer, alejado de la videoconsola o del ordenador. Acostarse temprano, despertarse pronto, hacer los deberes después de clase y apuntarle a actividades deportivas o al aire libre.

El deporte es una buena actividad para superar la adicción a los videojuegos. El entrenamiento obliga los adolescentes a relacionarse entre sí mientras realizan una actividad sana. Cuanto más tiempo estén fuera de casa menos pensará en jugar a los videojuegos. Las actividades deben tener horarios fijos para ir creando unos horarios fijos en la rutina diaria del afectado, lo que ayudará a la normalización social y psicológica del individuo, al llevar una vida normal acorde con los horarios de sus obligaciones dentro y fuera del colegio.

Existen además asociaciones de apoyo para padres con hijos adictos a los videojuegos. Cuentan con psicólogos especializados y con sesiones de apoyo donde otros chicos comparten sus preocupaciones sobre su adicción y se ayudan a superarla.





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