Manejar el cambio sin miedo
Es un hecho probado que actualmente tenemos que cambiar de trabajo varias veces en la vida. En nuestra economía globalizada, el tiempo en que se podía conservar el mismo puesto para toda la vida activa ha pasado. Una de las maneras de enfocar esta nueva realidad de una forma positiva es decirse que tener un trabajo no es un fin en sí mismo y que cambiar, mejorar y progresar puede venir de nosotros mismos: esto es anticiparse a los acontecimientos.
“Quiero cambiar para mejorar, tener más responsabilidades, cambiar de ocupación…” hay muchas razones para dar un giro espectacular. Otra manera en la que el cambio puede aparecer es que sea exterior y por tanto tenga un carácter “agresivo”. En los dos casos, provocará estrés. Para hacer frente una metodología común: la aceptación del cambio como algo positivo.
Algunas personas temen los cambios y se retraen. Son aquellas que “aguantan”, tolera la situación porque el coste del cambio les parece insoportable. Otras son capaces de percibir en el cambio oportunidades y se acercan a él sin inhibiciones. Este articulo está dedicado a facilitar el cambio, a aceptarlo a buscarlo y a pasar a la acción.
Cambiar para mejorar
Si quieres cambiar sustancialmente de actividad ya sea cambiándote de trabajo o promocionándote en el mismo, aquí tienes algunos consejos:
Cambiar nuestra manera de hacer si no nos va bien o queremos que nos vaya mejor
Aceptar algunos cambios en los hábitos y las creencias
Aclarar cuál es nuestro objetivo y visualizarlo
Hacer un análisis de competencias, puntos fuertes, habilidades y puntos débiles
Elaborar una estrategia de acción
Anticipar los riesgos
Tomar la iniciativa de seguir una formación
Concebir el cambio como una oportunidad de futuro
Pasar a la acción
Valorar las oportunidades profesionales
Ante un objetivo o un reto, una persona siempre tiene dos opciones; orientarse hacia él y construir su futuro o ceder y cortar las posibilidades. Para orientarse hacia las oportunidades una persona afirmativa y asertiva tiene más posibilidades de aceptar los retos y orientar sus pensamientos, emociones, actos y energía de manera equilibrada hacia la meta, sobreponiéndose a cualquier obstáculo que se le presente en el camino.
Anticipar los riesgos
En el ámbito laboral las aspiraciones de la mayoría de personas se dirigen casi siempre hacia el progreso. Este hecho es muy positivo, pero lo cambiante e impredecible de la vida humana hace, a veces, temer la frustración. Sin embargo, es necesario para alcanzar algo mejor convivir con el riesgo que es el precio del éxito. Otra cosa es que el riesgo se puede minimizar teniendo la máxima información y adelantándose a los acontecimientos. Visto así, el riesgo se transforma en motivación y autorrealización. La persona que se rinde y no conduce el riesgo cede su potencial. Una manera de conducir el riesgo es planificando de manera estratégica, elaborando un plan de acción personal.
Modelo mental efectivo
Hay pensamientos que se incrustan automáticamente en nuestra mente y nos imponen “certezas” negativas sobre nuestra voluntad, nuestra capacidad y nuestra ubicación en el mundo. Esos pensamientos se pueden apartar y sustituir por otros positivos y optimistas de nuestra capacidad y determinación. Una clave del éxito es deshacerse de estas generalizaciones negativas (“esto no lo conseguiré nunca”), integrar pensamientos capacitadores y racionales (“seguir el plan que me he trazado depende de mí”). Existen varias maneras de dotarse de una actitud eficaz.
Integrar el hecho de que nadie puede hacer nada contra la voluntad de una persona.
Analizar cómo hemos hecho las cosas en otras situaciones en las que hemos logrado lo que queríamos y extraer qué hemos hecho bien y cómo podemos aplicarlo a esta ocasión. Acostumbrarse a evaluar las acciones antes y después de llevarlas a cabo sirve para actuar eficazmente ¿Por qué hago esto? ¿Me lleva a donde yo deseo? ¿Qué implicaciones tiene? ¿Cuáles son los efectos colaterales? Este sencillo análisis añade mucho valor a nuestras acciones. Muchas veces hacemos las cosas “sin pensarlas” o de manera automática, sin que nos beneficien o porque benefician a otros. El estereotipo lleva a las mujeres a negociar o trabajar por otros y trabajar por y para nosotras nos produce malestar.
Visualizar el cambio es imaginarse donde estaremos dentro de tres, seis meses, un año. Es una manera de anticiparse a los acontecimientos y de preparar el futuro.
Cambios que también afectan a la familia
Nuestros cambios afectan a la familia. No hay que dudar en hablarlos, negociar, argumentar... con proactividad y defendiendo nuestro espacio. La familia no debe enfocarse como un algo que pone fin a la vida profesional. Ni marido ni hijos son incompatibles con la actividad profesional, ni con cuantos cambios o mejoras queramos aportar a nuestra carrera. La familia no reposa únicamente en nuestras espaldas. Todos los miembros deben encontrar su espacio sin que por ello la mujer deba sacrificar parte de su vida.
Reciclarse en la formación y en las emociones
Para cambiar de trabajo o promocionarse, no hay que dudar en seguir una formación, renovar los conocimientos o adquirir nuevas habilidades. El mundo laboral es actualmente muy cambiante y se incorporan nuevas técnicas en todos los ámbitos de manera rápida. Es necesario estar al día, formarse y obtener información para poder rentabilizar nuestra formación y experiencia.
Actuar y conseguir lo que tienes en la cabeza es más fácil de lo que parece. Opta por pasar a la acción y recurre a un psicólogo para ver tu proyecto en todas sus dimensiones.
5 PASOS PARA CONFECCIONAR UN PLAN DE ACCION
Estudiar la situación actual
Establecer el objetivo global o situación deseada
Por debajo, los objetivos intermedios medibles, concretos…
Establecer la estrategia
Pasar a la acción
Un Plan de Acción Personal es un diagrama piramidal, arriba apunta la situación deseada, las metas intermedias van debajo. Abajo se apunta la estrategia. Analiza el resultado de cada objetivo intermedio para reformular el siguiente si es necesario. Todos juntos te conducirán a la situación deseada.
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